Llegaste un verano del año 92.
Pequeña, tímida en un principio, color caramelo en tu pelaje, redondos ojos negros.
Juego y travesuras, fueron típicas en tu infancia.
Tu primer parto asistí, cuando la inexperiencia de madre por primera vez era evidente.
Mi regalona cachorra, que pasamos tantos años.
Hoy te sumes en un sueño que no te traerá más a nuestro lado.
Descansa ahora pequeña, ya has pasado demasiado.
Tu vida se completa, el respiro se debilita.
Mi querida, descansa del sufrir que el tiempo te ha envuelto, el resto de mis palabras las dejo para mi.
Te extrañaré, te recuerdo...
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