sábado, 3 de mayo de 2008

¿Qué te cuento? ¿Qué te leo?



Libros para narrar

- Rosaura en bicicleta. Daniel Barbot, editorial Ekaré; Caracas, Venezuela, 1990.
- La mariquita perezosa. Isabel Finn y Jack Tickle, editorial Zandrera Zariquey, 2001.
- El niño que perdió el ombligo. Jeanne Willis, editorial Norma, 2000.
- ¿Disculpe es usted una bruja? Emily Horn, Norma, 2002.
- Juan Felizario Contento: el rey de los negocios. Angela Lago, editorial Fondo de Cultura Económica, 2003.

Criterios de selección

Estos libros fueron seleccionados debido a su capacidad de poder adaptarlos durante la narración, de ir improvisando durante el relato. También a sus historias simples, pero a la vez organizadas.
Existen diversos personajes de gusto de los niños, permitiendo la caracterización gestual y vocal de ellos. Las bellas ilustraciones permiten la exhibición del libro en forma directa, pasando las hojas sin necesidad de detener el relato para mostrarlas.
Algunos de ellos permiten la participación de los pequeños, interviniendo el relato con preguntas, repeticiones, e ir más allá de lo que el relato inicial nos puede dar.
La cantidad de texto es más breve lo que posibilita su memorización luego de unas lecturas previas.

2. Libros para leer en voz alta

- La composición. Antonio Skármeta, editorial Ekaré; Caracas, Venezuela, 2000.
- Cuentos con olor a fruta. Cecilia Beuchat, editorial Universitaria; Santiago, Chile, 2004.
- Un sueño redondo. Juan Carlos Chandro, Tándem Edicions; España, 2001.
- Cuando el sol se aburrió de trabajar. Gloria Alegría, editorial Andrés Bello; Santiago, Chile, 2005.
- ¡No funciona la tele! Glen McCoy, Aguilar Chilena de Ediciones; Santiago, Chile, 2005.
- Ruanilla, Ruanillo y la abuela. Alicia Morel, editorial Andrés Bello; Santiago, Chile, 2004.

Estos libros permiten la lectura oral dada la presencia de un texto amplio donde no existe una comunicación tan directa entre el lector y el oyente. Es un texto que no puede ser modificado ya que perdería su sentido.
La lectura de estos textos es más lenta, y requieren de un gran lector para relatarlos y para poder captar la atención de un grupo, sin embargo son muy buenos para compartirlos con un solo oyente.
También estos libros pueden leerse hasta cierto punto, dejando para otro día la continuación de la lectura.


Experiencia

La experiencia para mí ha sido siempre realizando narración oral, y cada uno de los textos seleccionados anteriormente para esa categoría, ya los había compartido con los niños en la biblioteca por lo que quisiera comentar una experiencia en particular con un grupo de niños de 5 y 6 años que visitó la biblioteca, durante la primera semana de apertura.
Los niños fueron invitados a escuchar un cuento, se los lleva a un sector especial llamado “Globo teatro” donde se realizan las narraciones, y se les pregunta a todos si quieren conocer la historia de un niño pequeñito igual que ellos, y así comienza la narración de “El niño que perdió el ombligo”, todos estaban muy asombrados por los animales (todos mamíferos) que le muestran al niño su ombligo, hasta que en una parte de la narración el niño se pregunta si todos los animales tienen ombligo, por lo que a todos los oyentes se les pregunta ¿manos arriba todos los que tienen ombligo? Y los niños levantas sus manos y comienzan a mostrar sus ombligos, deteniendo la narración y viendo todos los ombligos. Al final, el niño se encuentra con que un cocodrilo le había robado su ombligo y ahí a los niños les preguntas por qué el cocodrilo no tiene ombligo, y salen con sus respuestas de niños, muy divertidas hasta que les cuentas que porque nacen de huevos y esos animalitos no tienen ombligo y sí los que nacen del vientre. Dio la suerte que la profesora estaba embarazada por lo que pudimos hacer mejor el ejemplo y además dio paso que los niños exploraran los libros de sexualidad para conocer mejor cómo es aquello que todos tenían en su panza.

Reflexión

La experiencia de narrar este cuento fue muy alentadora a seguir realizando las narraciones e ir incorporando nuevas técnicas o nuevos pasajes a las historias a medida que las he contado una y otra vez.
También fue gratificante el que los niños participaran cuando se les hizo la pregunta y más aún que se sintieran inspirados a realizar más investigación respecto al tema, siendo tan pequeños.
Hay algunas tareas que se deben realizar para la narración como preparar el relato con anticipación (leerlo por lo menos unas 5 veces), saber la edad del grupo, definir criteriosamente si puedes utilizar otros recursos como muñecos, música o elementos para dar más vida al relato (algunas veces más que ayudar, hacen que la narración sea un desastre). También me ha ayudado el poder hacer cambios de voces para ir diferenciando a los personajes, y así también muchas otras cosas que el día a día van fortaleciendo o haciendo florecer tus propias cualidades.
Mi proyección en esta tarea como promotor, mediador o animador de la lectura es poder realizar la mayor cantidad de narraciones para todos los niños que sea posible, poder llevarles a todos niños que disfrutan tanto con los relatos, que sueñan y que creen, y que por sobre todo te lo agradecen tanto por lo que les haz entregado en ese ratito mágico.

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